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20/07/2018 –  4 minutos de lectura
Por Amparito Chavarría

“Hoy más que nunca, la vida se tiene que caracterizar por un sentido de responsabilidad universal, no sólo entre naciones y entre humanos, sino entre humanos y cualquier otra forma de vida.”

Dalai Lama.

Hoy todos hemos escuchado la palabra “sostenibilidad” y la importancia que tiene para nuestras vidas y las de los demás. Pero ¿qué tanto sabemos de ella? ¿qué tan conscientes somos de su importancia ? ¿cómo la implemento en mi empresa?

Siguiendo algunos insights del estudio “The sustainability imperative. New insights on consumer expectations”, podemos entender que las generaciones han ido caminando y desarrollando más conciencia sobre el tema:

“A pesar del hecho de que los millennials han crecido en uno de los climas económicos más difíciles en los últimos 100 años, siguen siendo los más dispuestos a pagar más por las ofertas sostenibles”, dice este estudio de Nielsen.

Además, es importante comprender que la sostenibilidad es un concepto holístico que integra lo ambiental, lo social y lo económico, y que ninguno de esos aspectos puede prosperar sin el otro.

Sin embargo, por el momento la mayor parte de las empresas se han enfocado en el aspecto ambiental, que es lo más rentable o visible para los consumidores, siendo pocas las que llegan a comprometerse con aspectos sociales, y que, cuando lo hacen, no realizan acciones de comunicación lo suficientemente fuertes para que éstas cobren visibilidad.

En la actualidad los consumidores buscan marcas o empresas que les ayuden a entender sobre cómo ser mejores personas y mejores ciudadanos. Ellos quieren que las marcas prediquen con el ejemplo, marcas más humanas, más conscientes, marcas transparentes, lo que se traduce en una nueva oportunidad para conectar con los consumidores y con sus propios empleados.  

Por eso cada vez debemos contactarlos de manera más personalizada, acompañarlos en el proceso de incorporar nuestro producto o servicio, hacerles ver que ellos nos importan, así como nos importan sus hijos y otras generaciones.

Sin ir más lejos, el estudio de Nielsen refleja que el “66% de los consumidores dicen que están dispuestos a pagar más por marcas sostenibles: pasando de un 50% en el 2013 a un 55% en el 2014.

Ante este panorama está claro que ayudar y ser sostenibles no solo es bueno para las comunidades y el mundo en general, sino que también es bueno para el negocio, crea amor por la marca e inclusive nos permite diferenciarnos de nuestros competidores.

Esa diferencia no se logra únicamente con programas de reciclaje y recolección, las empresas necesitan incluir la nueva dimensión social de manera integral, ser justos y equitativos en la producción y oferta de sus productos y servicios, pensar en el futuro de las próximas generaciones.

Este no es un tema que podamos posponer, es un tema que nos compete a todos, que tenemos que solucionar y poner en acción.

Procrastinar debería ser el mal de este siglo, dejar que las cosas estén al límite para actuar, pues este es el único tema que no podemos dejar pasar, ni esperar que otros lo solucionen.

Un 2020 sostenible es a lo que muchas empresas apuntan, así que debemos seguir sumando y expandiendo una filosofía sostenible integral, unirnos con un solo objetivo de convertir Centroamérica en un lugar donde podamos sentirnos orgullosos.

Referencias: Nielsen
Autor

Amparito Chavarría

Regional Business Strategy & Client Success

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